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Ante la pregunta de si la salud depende del equilibrio de energías tanto en nuestra mente como en nuestro cuerpo,  deberíamos enfocar nuestra atención a el hecho probado de que tanto el calor como el frío pueden como mínimo aliviar muchos dolores. Es una manera de apuntalarr alguna prueba sólida ante una pregunta tan poco concreta como amplia y ambigua. Pues sí, pues porque hablar de energía es como hablar de todo y de nada a la vez. En el supuesto de que pucieramos determinar exactamente que tipo de influencias externas e internas afectan a nuestro cuerpo y por ende repercurten en nuestra salud,  parece evidente que controlarlas puede ser una tarea como mínimo muy complicada sino imposible.